"El placer afrodisíaco se siente (en realidad, se sensa) a través de los sentidos, por lo que hablando de afrodisia hablamos de sensorialidad, de sensualidad"

El placer afrodisíaco se siente (en realidad, se sensa) a través de los sentidos, por lo que hablando de afrodisia hablamos de sensorialidad, de sensualidad; esto es, de «lo sensitivo» y lo sensorial; más aún, de «lo sensacional». 

Por lo tanto, no hablamos de sentimientos, sino de sensaciones. Es por ello que diferenciamos los territorios de Eros de los de Hedoné. Ambos se trenzan (o pueden hacerlo), incluso se funden y confunden; pero son diferentes y pueden diferenciarse: el primero es «anhelo del otro» y es emoción fusiva; lo segundo es «anhelo de placer» y es sensación fisiva. 

Ambos son deseos ardientes que tienden al exceso y al desenfreno; ambos ofrecen su tanto de locura y propician estados alterados de conciencia con distorsiones perceptivas que modifican la dinámica entre la exteroceptividad y la propioceptividad; pero eros tiende a la pasión y hedoné al éxtasis. 

Así, relacionaremos la afrodisia con hedonia (placer) y con lagnias (activación o excitación); mientras que relacionaremos la erótica con la amatoria y la erastia (o sea, los amores, el anhelo del otro o el deseo de jugador).